La visión de George Favre-Jacot, el coraje de Charles Vermont y el mítico calibre El Primero. Una de las manufacturas históricas de Suiza que permanece en el mismo lugar donde se fundó. Georges Favre-Jacot, el joven empresario de sólo 22 años que puso la primera piedra en 1865 de la primera manufactura relojera con visión industrial moderna en Le Locle. Al modo de los automóviles de Ford, una empresa visionaria que revolucionó la fabricación de guardatiempos con plena integración vertical. Bajo el mismo techo, granjeros convertidos en maestros relojeros y diestros operarios. Ya en 1902, gracias también al impulso del sobrino de Favre-Jacot, los relojes de Zenith se encontraban por medio mundo, como Japón, China, América, Filipinas o India. El concepto del marketing avant la lettre con el nacimiento de la flagship store, identidad corporativa, publicidad, embalajes perfectamente diseñados... Artistas del art nouveau y del art déco colaboraron estrechamente para la decoración de las primeras tiendas de la firma.
En 1905, la fábrica de Le Locle ya contaba con teléfono. Y siempre dispuso de su propia central eléctrica. Los empleados se movían en sillas sobre ruedas. Favre-Jacot era un joven ingenioso que apostó también por la mayor productividad y la conciliación familiar de los empleados con los primeros convenios de trabajo en el sector. Así llegaría posteriormente la creación del calibre “El Primero”, lanzado en 1969. Una palabra tomada del esperanto, el eterno lenguaje universal del guardatiempo tradicional mecánico, entonces más revolucionario que nunca. Un cronógrafo automático de rueda de pilares que latía a 36,000 alt/h. La precisión de la décima de segundo.
Pero justo llegaría entonces la explosión del cuarzo que estuvo a punto de fulminar la relojería suiza. Y en 1975, la compañía americana propietaria de Zenith decidió parar la fabricación de relojes mecánicos. En los 18 edificios de altos ventanales y estancias interconectadas, uno de ellos con un pequeño ático de madera sirvió para albergar la mayor insurrección jamás conocida en la industria. Desobedeciendo las directrices de los propietarios y siguiendo sus instintos, el relojero Charles Vermont convirtió este milagroso espacio reducido en un cuartel de invierno silencioso para preservar el legado más importante de Zenith. Un escondite donde mantener los planos y componentes del calibre El Primero. Vermont tuvo que crear por sí mismo 147 herramientas para no perder este rico know-how. La firma conserva en su estado natural el ático donde Vermont preservó el legado más preciado contra la decisión de sus jefes.
El saber artesanal y la fabricación industrial en Zenith convergen en un savoir-faire invaluable. Fabricación en cadena, automatización de la producción y estandarización de los componentes. Desde las primeras partes del calibre hasta esferas y cajas. Un excelente concepto de industrialización sin menoscabo del valor que aportan las propias manos. Zenith ha ido construyendo sus propias herramientas y útiles para el desarrollo inhouse de sus productos. Actualmente, ese expertise secular les permite prácticamente recomponer cualquier movimiento El Primero de las primeras producciones. El calibre que montó Rolex desde el año 1984 hasta 1998 para su Daytona.
La cadena de producción medía 4.2 kilómetros en total desde la fabricación de la primera platina hasta la colocación final de la correa del reloj. Después de la última renovación de la manufactura en el 2011, la distancia se ha reducido a 1.1 km. Eficiencia total. Con más de 150 años, la manufactura fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2009. Desde los ventanales del primer piso, en lontananza, se divisa algo más arriba en la montaña la casa donde vivía Georges Favre-Jacot, diseñada por Le Corbusier antes de ser reconocido como uno de los arquitectos más influyentes de la historia. Personalidades creativas en un círculo intelectual con soportes de peso. Curiosamente, los pilares de la manufactura de Zenith no se han modificado. La mejor base para el paso del tiempo. La herencia de la pura innovación y la precisión. Bajo la sinergia creada por el grupo LVMH, la firma goza de un futuro tan brillante como su pasado.
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