Un collar por una mansión. Así empieza la historia de la icónica Mansión Cartier de la quinta avenida en Nueva York, que reabre sus puertas en el mes de septiembre después de estar en remodelación desde el 2014. Este edificio neorenacentista está siendo reformado por el despacho de arquitectos Beyer Blinder Belle y el diseñador de interiores Thierry W. Despont. Construido originalmente por el arquitecto Robert W. Gibson para el empresario Morton Plant en 1904 como casa habitación lleva en su haber ya algunas remodelaciones. La primera en 1917 cuando Maison Cartier la adquiere y el arquitecto William Welles Bosworth, realiza pequeños cambios al exterior introduciendo señoriales ventanales de exhibición con detalles en bronce enmarcados por mármol verde.
En 1970 la Ciudad de Nueva York reconoce la edificación como monumento histórico, Michael H. Thomas el entonces presidente de Cartier mencionó al respecto: “En Cartier , sentimos que la atmósfera y la elegancia están integradas en todos los rincones de esta mansión y refleja la integridad y estabilidad que representamos".
En septiembre culminan más de dos años y medio de transformaciones; demolición interna, reconstrucción, diseño y decoración. Ésta ha sido la más grande renovación que ha sufrido el edificio en su historia. Diseñada como una gran mansión la nueva boutique cuadruplica su espacio, expandiéndose de 2,622 m2 en dos pisos a 13,442 m2 en cuatro pisos. Casi todo el diseño interior está hecho a medida; 101 cortinajes para las ventanas, 43 telas y pieles para las paredes, muebles y tapicería.
El arquitecto Thierry Despont diseñó 35 muebles únicos para la casa. 30 candelabros modelados a partir de los originales. Los paneles de Encino han sido preservados y reinstalados en los nuevos espacios. Ambientes abiertos y cómodos donde los clientes pueden pasear y descubrir las joyas, relojes, objetos y accesorios de la marca. Donde sentarse cómodamente y decidir dentro del ambiente de lujo elegancia y delicadeza que Cartier nos tiene acostumbrados.Como dato curioso el precio del collar de perlas intercambiado por el edificio era de 925,000 usd en 1916. Más caro que el valor estimado de la propiedad.
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