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Manuel Emch y la 'subcultura' de alta gama

Romain Jerome
Oct 21 2016 - 13:46

Tuvimos la oportunidad de platicar con el CEO de Romain Jerome, Manuel Emch que está de visita en México participando en el SIAR de este año. Nacido en Suiza en 1972, Emch estudió diseño en el Centro de Arte en La Tour de Peilz antes de obtener una maestría en negocios de la Universidad de Lausana de Economía y Negocios (HEC).

Tienes una relación muy cercana con el diseño y el arte
Sí, yo diseño los relojes, estoy muy interesado en el arte, la cultura pop y el arte contemporáneo. Es muy importante para mí.

La gama de relojes que manejan como marca, DNA tatoo, íconos generacionales, por ejemplo, traduce tu bagaje cultural, creativo y urbano que se transmite a tus diseños…
Me interesa la subcultura, son estas manifestaciones subterráneas las que empujan los límites del mainstream. El arte contemporáneo, el rock, el tatuaje, las expresiones urbanas; todos estos elementos fueron subcultura antes de empezar a dictar las reglas dentro del arte contemporáneo. También me interesa trabajar con la idea de los íconos generacionales, películas, videojuegos … me gusta jugar con la nostalgia del recuerdo cercano. He colaborado con artistas contemporáneos en ediciones limitadas. Para la serie DNA empecé a trabajar con artistas que se dedican al tatuaje. Los artistas tatuadores intervienen físicamente el reloj, una expresión artística deja una huella física en un reloj de alta gama. Trabajo con gente con la que comparto no solo gustos e intereses sino emociones. No me interesa hacer relojes comerciales, sino piezas con las que nuestros clientes tengan una relación afectiva.

Es como en el arte contemporáneo, hay un entendimiento más profundo de las piezas, quizá no sean comerciales o incluso estéticas, pero siempre conllevan un mensaje.
Todos los relojes de Romain Jerome tienen un mensaje, todos cuentan una historia, todos, hasta cierto punto, polarizan opiniones. Lo que encuentro interesante es la aspiración, jugar con estos elementos icónicos, cómo nos relacionamos e interactuamos con ellos y lo trasladamos a nuestros relojes con la más alta calidad, los artesanos más calificados y los mejores movimientos mecánicos. Estamos tratando de fabricar relojes de alta gama, incluso empujando los límites de la industria, con un acercamiento más artístico, más cercano a las emociones, a las historias que queremos contar.

Que juegan un poco con esta nostalgia generacional…
Claro, el pasado es importante, la carga histórica de las marcas. Pero nosotros, siendo una marca joven, no tenemos ese pasado, así que retomamos la idea de integrar físicamente la historia en nuestros relojes: Leyends of Titanic, The Moon, Volcano… pero nos dimos cuenta de las limitaciones que teníamos sobre todo con los materiales. Ahí empecé a manejar los íconos, con los que yo me relacionaba, como los videojuegos. Cuando tenía 15 años eran parte de mi vida, se convirtieron en mi herencia cultural. No solo mía, muchos artistas los han incorporado a sus piezas. Están en varias colecciones dentro de los museos. Pac-Man, Invaders o Tetris son parte de la cultura visual de mi generación y las posteriores, los pixeles, el movimiento, los colores.

¿Cómo sientes que se relacionan los clientes con la marca?
Es muy interesante de observar. El año entrante participaremos en el SIHH y tiene reglas estrictas y regulaciones para marcas independientes. Tienes que tener maestría en el know-how mecánico, artesanal, lo que muestra que la industria empieza lentamente a entender lo que hacemos. El mundo está cambiando muy rápido y tenemos que reinventar la alta relojería del futuro. No digo que vayamos a subsistir pero al menos intentamos una dirección que es única. Puede gustar o no. Es una marca polarizada, mucha gente odia lo que hacemos, mucha gente la ama. Tenemos clientes muy honestos. No sé si vamos a subsistir, pero al menos intentamos una dirección que es única, que es diferente. Siempre estamos empujando límites. Recreamos nuestro propio futuro, nuestra estrategia. Cuando empezamos con Space Invaders, fue, ¡uff!. Nadie los quería, pero subsistieron. Hicimos Pac-Man, tatuajes, Batman... Con Batman no estaba seguro de que se fueran a vender, fueron un gran éxito. Con Pokémon, me pasó lo mismo. Y solamente ayer vendimos cuatro piezas. ¿Dónde están los límites? Seguimos avanzando y empujando los límites. Lo encuentro muy emocionante. Pokémon, para mí, no es mi referencia pero es una puerta abierta. Pokémon es el primer elemento de los 90s. No jugué Pokémon, ni Pokémon GO. No tengo una conexión emocional, pero entiendo a nuestros clientes. Nosotros también nos adaptamos a ellos, lo cual es interesante para la marca. Probablemente tenemos la base de clientes más jóvenes. En promedio, 25 años de edad. Repentinamente es un mundo detrás de Pokémon, que es interesante para mí porque significa que podernos ir más lejos.

¿Qué representa el mercado mexicano para Romain Jerome?
Es uno de nuestros mercados más importantes. El quinto para la marca. Si vendemos el 30% de las piezas de Pokémon aquí, quiere decir que México se está convirtiendo cada vez más en un mercado clave. Es un mercado joven, hedonista, con un sentido del humor muy parecido al nuestro. Muchos de las piezas que hemos hecho han estado inspiradas en México: Día de los muertos, las luchas. En 2011 lanzamos el Día de los Muertos, fuimos los primeros. Hoy en día, podemos ver alrededor que muchos han seguido la tendencia.

RJ X POKÉMON
Referencia RJ.M.AU.IN.012.01
Collection Generational Icons
Movimiento
Automático, calibre RJ001-A, 23 rubíes, marcha 42 horas
Caja
PVD negro, titanio, 30 m
Dimensiones
46mm
Correa
Caucho
Edición limitada
20 piezas

Laura Hernández / Anitzel Díaz

Laura Hernández / Anitzel Díaz

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