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Cartier Astromystérieux, puro misterio

El fulgurante desarrollo mecánico de la maison tiene nombre y apellido: Carole Forestier. Desde que la relojera llegó a los talleres de la Côte-aux-Fées, esto es, hace menos de 10 años, el saldo en movimientos manufactura es de 45. Una cifra tan elevada como originales son las construcciones que dan cuerpo a estos dos dígitos.

La maison es conocida, en el plano estético, como el relojero de las formas y como domador del misterio, en el mecánico –y entre otras disciplinas, como el esqueletado. Lejos de hablar en términos metafóricos, nos referimos a los denominados relojes misteriosos, aquéllos en los que las manecillas parecen flotar en el cuerpo transparente del reloj, sin tener aparentemente conexión alguna con el movimiento. Un milagro que La Gazette du Bon Ton referencia en 1925 como fruto de la colaboración entre Louis Cartier y Maurice Couët, un relojero que a partir de 1911 se convierte en proveedor exclusivo de Cartier.

El primer reloj misterioso en surgir de sus talleres en 1912 se llamó el Modelo A. Para su concepción, Couët se inspiró en los péndulos del ilusionista e inventor de la magia moderna Jean-Eugène Robert-Houdin. Un truco de ilusionismo con el que Couët fijó las manecillas a dos discos de cristal provistos de un borde de cristal dentado que, animados por el movimiento, giraban uno, a la velocidad de los minutos, y el otro, a la velocidad de las horas, arrastrando así las manecillas en un baile misterioso.

Durante años, Cartier ha hecho de este principio uno de los pilares de su producción creativa, para hoy inaugurar un nuevo capítulo en esta novela de misterio con el Rotonde de Cartier Astromystérieux. El primero de la cuarta generación de los “astro” fue el Astrorégulateur (9800 MC), que vio la luz en el 2011; después vino el Astrocalendaire (calibre 9459 MC, Punzón de Ginebra) en el 2014; para en el 2015, ver nacer el Astrotourbillon Squelette (calibre 9461 MC) y desembocar en el 2016 en Astromystérieux que, siguiendo el cuaderno de ruta marcado por los precedentes modelos Heure Mystérieuse (9981 MC) y Double Tourbillon Mystérieux (9454 MC), reúne un sistema de rotación central y un escape que gira con el eje de las manecillas.

El artífice material de esta función es el nuevo calibre 9462 MC, cuya aérea arquitectura permite al eje central –formado por el escape, el volante, el tren de ruedas y el barrilete– dar una vuelta a la esfera en una hora. La amplitud de la trayectoria visible de este eje, que parece estar desconectado del resto del movimiento, recuerda el recorrido de un astro suspendido en el espacio, de ahí su nombre y los numerosos registros de patente presentados. Una mecánica fascinante que recuerda a un tourbillon clásico, pues el Rotonde de Cartier Astromystérieux se basa en una jaula giratoria pero, al contrario que el primero, la rotación central de su jaula volante misteriosa la da en una hora y arrastra no sólo el escape y el volante, sino también un tren de ruedas y el barrilete.

La caja tipo Rotonde –receptáculo de los mayores ingenios de la casa– res de paladio 950 con un generoso diámetro de 43.5 mm. Generoso realce con números romanos en negro sobre un fondo surcado por fina decoración circular. Y sello mágico del cabujón de zafiro azul.

Movimiento:
Manual, calibre 9462 MC
Funciones:
Horas y minutos
Caja:
Paladio 950,
fondo zafiro, 43.5 mm
Carátula:
Zafiro
Correa:
Aligátor
ed. 100 piezas

Leslie López

Leslie López

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