Paul Dunne, Renato Paratore y Danny Willett viajaron a Le Brassus, cuna de la relojería y de Audemars Piguet, para visitar por primera vez los talleres de la maison. Después de una visita al museo y al taller de restauración, los tres golfistas probaron su suerte al montar un calibre por primera vez. "Es increíble ver las habilidades de los relojeros en el trabajo y cómo los relojes de Audemars Piguet cobran vida", dijo Danny Willett. Su colega Renato Paratore añadió: "Es una gran experiencia venir aquí al Valle de Joux para conocer los orígenes de la marca".
El CEO de Audemars Piguet y el ex profesional del golf François-Henry Bennahmias decidieron desafiarlos en su juego corto. Primero se atrevió a golpear cinco bolas en la A del monograma AP “floral” frente a la sede. El segundo desafío era golpear cinco tiros de la viruta que apuntaban a un blanco mientras que utilizaba un tablero concreto como plataforma del rebote para la bola. El último desafío fue sobre la velocidad, con cada embajador tratando de acumular tantos putts como sea posible en 60 segundos. Paul Dunne ganó esta última competencia, llevándose a casa la victoria.
Dentro de cada golfista late el corazón de un relojero. El autocontrol, la meticulosa gestión del tiempo, el amor a la perfección: ya sea en un green o en el universo de la haute horlogerie, siempre es una cuestión de precisión, la belleza del gesto y el rendimiento.
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